01 Irún-Markina

Etapa 1: Irún-Markina
Distancia: 97 Km
Hora inicio: 7.45 h
Hora final: 20.15 h
Velocidad media: 10,21 Km/h
Desnivel acumulado: 3.000 m aprox (me quedé sin bateria en el GPS)
Tiempo sobre la bici: 9.30 h aprox.
Mapa y Perfil de la 1ª Etapa: Irún-Markina (97 Km)
Empezaré por lo que quizás debiera ser el final, hacer balance de lo que ha sido éste, mi segundo Camino de Santiago en bici. Lo primero constatar, como ya indica todo el mundo, que el Camino del Norte es mucho más duro que el Francés. Además de que recorreremos aproximadamente 60 Km más. Teniendo en cuenta que ambos caminos los he hecho en 8 días la diferencia es que si en el Francés estaba 7 horas sobre la bici para hacer 90 Km, ahora he necesitado más de 10 horas diarias para hacer una media de 100 Km. Esto es que la dureza se traduce en que en el Francés haces una media de 15 Km/h mientras que en el del Norte se anda mal para llegar a los 10 Km/h lo que es un claro indicador de su dificultad. Dentro de esta dificultad, el Camino del Norte se puede decir que es ciclable en un 99% lo que quiere decir que todos los días tenía más de 1 Km de empujing, o lo que es lo mismo, más o menos 1 hora de sufrimiento con la bici a cuestas. La mayoría de estos tramos de empujing son una autentica tortura por la pendiente del terreno y por el firme del mismo, haciendo el avance muy pesado. 
Dejando a un lado la dureza de uno y otro Camino, y haciendo referencia a la belleza de cada uno, había leído que el Camino del Norte era el más duro y el más bonito de los Caminos. Sin embargo, después de haber realizado los dos, he de confesar que me sigo quedando con el Francés. Si bien es cierto que el Camino del Norte es en muchos tramos espectacular, para mi opinión está un poco falto de historia. En el Camino Francés se suceden innumerables hechos y monumentos históricos, de hecho el propio Camino es historia pura y la mayoría de los pueblos e incluso grandes ciudades están enormemente influenciados por el Camino. Sin embargo, la sensación que tuve al hacer el Camino del Norte y recorrer los diferentes lugares, fue que simplemente el camino pasa por ellos.
Hecho este inciso introductorio nos metemos de lleno en mi Camino Norte. Después de un año pensando y planificando este camino se hace difícil dormir la noche previa pensando si nos estamos dejando algo en el tintero. Como en mi anterior Camino, mis padres me van a acercar esta vez hasta Irún, así que a eso de las 6 de la mañana cogemos el coche. Exactamente igual que cuando hice el Camino Francés, la mañana está fresca y lluviosa a nuestro paso por Pamplona. Todavía tengo en mente la que me cayó durante 5 horas aquel año así que espero que esta vez el tiempo mejore cuando nos vayamos acercando al mar. Llegamos a Irún sobre las 7.30 y vamos hasta el puente que en su tiempo hacía de frontera con Francia y que será el lugar desde donde voy a dar comienzo a esta aventura en solitario. El día es gris pero aparentemente no amenaza tormenta así que esta vez el comienzo será más placentero. Tras la foto de rigor y la despedida ya no hay excusas, y un poco antes de que den las 8 de la mañana comienzo tranquilamente el pedaleo con la ilusión y los nervios de un novato.
Irún. Puente de Santiago en la frontera con Francia
Durante un breve momento, tras pasar por delante de la feria de muestras Ficoba, nos vamos a introducir en la vorágine
del tráfico, aunque a estas horas de la mañana de un sábado la circulación es escasa, por suerte. Abandonado el jaleo de la civilización llegamos a las marismas de Jaizubia donde hago la primera parada del día antes de enfrentarme a la subida a Jaizkibel.
Marismas de Jaizubia
La subida no es que sea muy larga pero si tiene rampas realmente duras con el camino bastante roto, que serán el aperitivo de lo que nos vamos a ir encontrando a lo largo de todo el recorrido del Camino Norte por el País Vasco.
Camino de subida a Jaizkibel
Nuestra subida a Jaizkibel termina al llegar al Santuario de Guadalupe donde giraremos a la izquierda para tomar un camino que nos va a llevar por toda la ladera del monte.
Santuario de Guadalupe
En principio ahora parecía un terreno propicio para ir relativamente rápidos y cómodos pero es todo lo contrario. El camino es muy pedregoso y hay que andar con mucha precaución para evitar que un susto nos estropee la aventura que acabamos de comenzar. Eso sí, va a ser una prueba de fuego para comprobar el anclaje de las alforjas ya que si no van bien sujetas enseguida lo vamos a comprobar. Ya con este aperitivo nos podemos hacer a la idea que este Camino va a ser duro incluso cuando el terreno parezca favorable. Así, no con poco esfuerzo nos vamos acercando a Pasaia.
Por las faldas de Jaizkibel. Este era el tramo bonito y fácil.
Antes de comenzar la bajada, y para evitar el paso por las escaleras de entrada al pueblo, me desvío del Camino marcado y me voy por otro que me acerca al Faro Atalaia aunque no llegaremos hasta él. Con este desvío no sólo pretendía evitar las escaleras sino llegar a Pasaia bordeando la Bahía, algo que después de haberlo hecho me parece todo un acierto ya que las vistas son espectaculares. Es realmente impresionante la bajada, con el mar de frente, que más que frenar lo que se le pasa a uno por la cabeza es dejarse llevar, coger velocidad, y saltar al agua. La bajada en si tiene lo suyo aunque no es que sea técnica, simplemente es que tiene un gran desnivel, y que al igual que la subida al Santuario de Guadalupe, será un aperitivo de lo que nos vamos a ir encontrando.
Bahía de Pasaia en su desembocadura al Cantábrico.
Después de recorrer tranquilamente la Bahía parando prácticamente cada metro para observar y fotografiar el bonito entorno que nos rodea, se llega a Pasaia donde debemos coger el pequeño bote que nos llevará a la otra orilla para poder continuar nuestro Camino. Así, dos horas después de haber salido de Irún, y sin haber hecho todavía ni siquiera 20 Km, llego a Pasaia.
Pasaia
Aquí haremos el primero de los tres trayectos marítimos que vamos a realizar para llegar a Santiago, a no ser que se eviten bordeando las bahías. Ésta se trata de una pequeña barca que continuamente va de una orilla a la otra por lo que la espera es mínima ya que el trayecto es de a penas 100 metros.
Al otro lado de la Bahía
Una vez cruzada la Bahía nos enfrentamos al segundo puerto de la jornada, la Subida al Monte Ulía previo a la llegada a San Sebastián. La subida al monte Ulía comienza con la difícil salida de Pasaia. Difícil porque no encontré más que unas largas escaleras para enlazar con el Camino. Supongo que la alternativa será ir directamente en busca de la carretera. El inicio de la subida es por asfalto y cuando abandonamos la comodidad de la carretera nos encontramos con una senda que presenta un pequeño tramo imposible de superarlo sobre la bici. No obstante, la subida al Monte Ulia bien merece la pena el esfuerzo ya que nos vamos a encontrar con un bonito sendero que discurre por el borde del cantábrico en una bonita mezcla de azul celeste y marino y verde vegetal. Conforme vamos abandonando la compañía del mar nos hacemos conscientes de la proximidad de la civilización por el aumento de la presencia de gente paseando, corriendo o en bici.
Sendero en el Monte Ulía
Finalmente tenemos a la vista San Sebastián y tras un rápido descenso nos encontramos paseando por sus calles y la playa de Gros. Como conozco de sobra Donosti a penas hago un pequeño alto para tomar alguna foto y continuo por el carril bici que discurre paralelo a la playa de La Concha, prácticamente desierta puesto que el día no animaba a remojarse, y que me sacará del bullicio por la subida al Monte Igueldo.
Sendero en el Monte Ulía
Recorrido el escaparate de San Sebastián toca abandonarla, lamentablemente sin catar la exquisita gastronomía que le da fama. La salida es tan abrupta como la llegada así que ahora tenemos que afrontar la subida al Monte Igueldo, enclave en el que también se encuentra el mítico parque de atracciones de la ciudad. A pesar de la pendiente, la subida a Igueldo es cómoda porque la hago por asfalto ya que el Camino propiamente dicho está salpicado de escaleras imposibles. En las inmediaciones de Igueldo un hombre tiene colocada una mesita con agua y un sello, y da la casualidad que me lo encuentro en mi camino, y además me comenta que es el cumpleaños de su mujer así que entra en casa y me deleita con un delicioso canutillo de crema, que teniendo en cuenta que todavía no he almorzado, agradezco enormemente.
San Sebastián y su icónica playa de La Concha
Una vez que parece que hemos superado la subida a Igueldo, y abandonamos el asfalto, alternaremos bonitos tramos de senda por lo que disfrutar sobre la bici con algún tramo de calzada romana sobre la que será imposible circular teniendo que empujar la bici y todos los bártulos que acarreo.
Calzada Romana por la zona de Igueldo

Finalmente el sufrimiento termina en un entretenido descenso que me lleva hasta las calles de Orio. Aquí debería haber degustado un delicioso besugo al estilo Orio, pero como todavía era un poco temprano me conformo con unos huevos fritos con jamón y patatas para almorzar.
Orio
Una vez repuestas las fuerzas y después del merecido descanso, reanudo el camino. Salgo de Orio cruzando el río Oria con dirección a Zarauz. Este tramo tenía pensado hacerlo por la carretera que circula junto al río después de haber leído varios comentarios al respecto, pero me despisto y cojo el camino. La verdad que no me pareció nada duro, bonito y además se huye del asfalto por lo que al final fue todo un acierto. El tramo termina al coger el camino que pasando por el Camping nos lleva hasta la bonita villa de Zarauz pasando por un interesante entorno de cultivo del txakolí. Conozco bien Zarauz, y como además el día está muy gris, apenas me entretengo en hacer alguna foto y seguir ruta.
Zarauz
Recorro el paseo de Zarauz, junto a su playa, hoy prácticamente desierta, y tomo la carretera N-634 que bordeando la costa me conducirá hasta Guetaria. Conforme voy avanzando junto a estos bonitos acantilados al Cantábrico el día va levantando y hasta parece que quisiera hacer buen tiempo.
Guetaria
El paso por Guetaria es rápido, al igual que el camino hasta Zumaia, donde me hubiera gustado disponer de más tiempo para conocer sus famosos flysch. Disponer de más tiempo, y que no se me fuera de la cabeza, ya que cuando me quise dar cuenta ya había salido del pueblo y estaba alejándome. Lo del camino rápido lo pongo entre comillas puesto son continuos sube y baja. Sube a la colina y baja hasta el mar, que aunque la colina no sea más que una tachuela el desnivel acumulado va notándose en las piernas... y de que manera!!
Realmente bonitas son las vistas conforme nos vamos aproximando a Zumaia con el mar de fondo desde lo alto de la colina. Con todo lo duro que es este Camino, todavía no he encontrado un tramo que recomiende evitar, más bien todo lo contrario.
Llegando a Zumaia
Se hacen duras todas las subidas pero lo cierto que es que luego nos encontraremos con unas vistas que hacen que merezca la pena el sufrimiento. Gran parte de la dureza es debida a la gran cantidad de tramos de calzada romana que nos vamos a encontrar. La gente tiende a evitarlos pero creo que es un gran error. Recorrer exactamente el mismo camino tal como lo hicieron anteriormente hace varios cientos de años atrás no tiene precio, incluso cuando nos obligue a bajarnos de la bici y empujar. Bajo mi punto de vista no tiene sentido ir buscando historia para luego evitarla. Además que tampoco son tramos tan largos y tan insufribles.
Zumaia
La salida de Zumaia hacia la Ermita de Santa Clara nos va a provocar un buen sofocón. No sin esfuerzo, aunque disfrutando como un enano llego a Deba, nuevamente al nivel del mar.
Deba. Ayuntamiento
De Deba a Markina recomiendan dejar el Camino e ir por la carretera pero como me gusta ser fiel al itinerario y no he debido de tener suficiente me animo a seguir la ruta marcada para los peregrinos a pie. El Camino se dirige hacia la Ermita del Calvario. Imagino que el nombre se deberá a lo que vamos a pasar para llegar a ella así que con tranquilidad salgo de Deba cruzando el río que da nombre a la Villa. Nada más cruzar el río abandonamos la carretera y empieza propiamente el calvario. La verdad es que no me extraña que recomienden no tomar esta alternativa. Las pendientes son considerables y añadido a que en varios tramos el camino es impracticable, durante un buen rato no vamos a tener más remedio que empujar la bici con mucha penuria. Este tramo, Deba-Markina, se me hizo realmente largo y duro, aunque a pesar de ello, sigo pensando que bien merece la pena seguir fielmente el Camino. Al pasar por la Ermita del Calvario me encuentro una cuadrilla haciendo una costillada, no es que lo viera pero si que lo olí perfectamente, y me entran ganas de pararme y pedir invitación.
Tras pasar la Ermita el Camino parece abandonar la civilización y nos vamos a mover por un entorno natural de enorme belleza. Después de tantas hora sobre la bici hasta el GPS se me declara en huelga y se me apaga por falta de batería, así que cuando me encuentro un albergue, en medio de la nada, decido hacer una larga parada para reponer fuerzas y aprovechar a cargar el GPS. He de decir que el Camino está perfectamente marcado en casi todo su recorrido por lo que no hay problema en seguirlo. Mención a parte habría que decir sobre Santander donde la señalización brilla por su ausencia y lo verdaderamente imposible es no perderse si no se cuenta con la ayuda del GPS.
Impresionante Caserón
A pesar de las horas que ya llevo encima de la bici y la paliza que me estoy dando, voy bastante mejor de fuerzas de lo que cabría esperar y voy disfrutando del recorrido y sobre todo del entorno. Eso sí, la tarde se me está echando encima y voy un poco inquieto por lo que me puedo encontrar en Markina a la hora a la que llegue. Y sobre todo, como recuperará el cuerpo para mañana repetir esfuerzo.
Markina
Sobre las 8 de la tarde llego por fin a Markina y enseguida localizo el albergue, que además de estar muy bien, tienen sitio de sobra, y sobre todo lugar para guardar la bici a cubierto. Ya sólo me queda para terminar el día darme una reparadora ducha, salir a recorrer un poco el pueblo y finalmente cenar en condiciones para recuperar las fuerzas que me harán falta mañana...






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