11 Lumbier-Leyre 65 Km





Espectacular y dura ruta recorriendo algunos de los lugares más interesantes de Navarra. Esta ruta nos llevará al nordeste, tomando como punto de partida y final Sangüesa. Los lugares destacados que se visitan son el Pozo de las Hiedras, la Foz de Lumbier, el Monasterio de Leyre y el Castillo de Javier. 
Esta ruta tiene de todo pero el punto más complicado es la subida a la Sierra de Leyre, donde habrá que empujar la bici durante unos dos kilómetros.
Sangüesa. Calle Mayor
Sangüesa. Iglesia de Santa María
Tras atravesar Sangüesa por su calle principal y cruzar el río Aragón por su antiguo puente se sale tranquilamente por la carretera NA-132 dirección a Aibar.
En la primera curva de la carretera se abandona el asfalto en dirección al aeródromo de Sangüesa que dejaremos a nuestra izquierda mientras se circula por un camino de parcelaria, de momento sin muchas dificultades.
Aeródromo de Sangüesa
Es un típico día de Otoño que ha amanecido frío y con niebla, y aunque el día ya se ha despejado, y hoy se superarán los 25º C, cuesta todavía entrar en calor. Poco a poco me voy acercando al bonito pueblo de Aibar. Todavía guardo en la memoria la dura llegada hasta Aibar durante las javieradas que hice en tiempos de estudiante. Y es que se divisaba el pueblo desde la lejanía y se iban superando pequeñas colinas pero parecía que nunca se iba a alcanzar y que cada vez que se superaba una colina el pueblo se distanciaba en vez de acercarse.
Aibar

Se cruza Aibar por la parte baja siguiendo la carretera NA-8606 y poco después de llegar al cruce se abandona la carretera en busca del pozo de las hiedras. Al principio el camino de parcelaria hace que se avance sin dificultad pero pronto se coge una senda ancha que es el preludio de lo que viene a continuación. Tras pasar una zona de pinos se llega a un encinar donde también abunda el boj, y la senda se estrecha hasta pasar justamente con la bici. La senda está algo embarrada y muy resbaladiza por las lluvias caídas los días previos y en algunos tramos cuesta mantener el equilibrio. 
Subiendo al Pozo de las Hiedras

La subida no es especialmente dura pero el agua complica el paso y se encuentran algunos tramos en los que no queda otra que bajarse de la bici para superar algún escalón.
El ascenso termina al encontrarse con el camino ancho después de pasar una cancela. Al comenzar la bajada se encuentra, bien indicado, el bonito Pozo de las Hiedras. Si el agua recién caída ha ido mal en la subida, ahora pienso que con la sequía del verano, de no haber sido por las recientes lluvias la visita al Pozo no hubiese merecido la pena.
Pozo de las Hiedras

El pozo de las hiedras se encuentra en las cercanías de Aibar y se trata de una vieja presa en la que abundan las hiedras. Es un pozo de forma circular se llena en época de lluvias, y un puente de madera permite el paso al otro lado del riachuelo. Situado en el barranco de la Bizkaia, destaca su valor paisajístico y ambiental, ya que el salto de agua coincide con un pequeño bosque de robles y encinas rodeado de arbustos.
El regreso a Aibar es todo cuesta abajo por lo que se hace muy rápido. Al volver a Aibar se encuentra un bonito rincón con una antigua fuente y el lavadero.
Aibar

De Aibar se va por pistas cómodas hacia Rocaforte. Se enlaza con un ramal del Camino de Santiago y se pasa junto a la Fuente de San Franciso, supongo que en honor al patrón Navarro que también peregrinó a Santiago y pasaría por estos parajes siguiendo lo que hoy se conoce como Camino Aragonés. 
Fuente de San Francisco

Enseguida se llega a la peculiar localidad de Rocaforte. Peculiar porque parece estar apartada del mundanal ruido suspendida sobre la montaña en la que se asienta. 
Rocaforte

Ahora se baja de Rocaforte para dirigirse a Liédena. Justo frente a la papelera el camino parece desaparecer pero continúa recto apenas visible y muy cerrado por la vegetación, constancia de su falta de uso. Finalmente se enlaza con la carretera NA-127, que se sigue hasta las inmediaciones de Liédena. Poco antes de llegar a cruzar el río Irati encontramos los vestigios del trazado del antiguo tren del Irati que unía Pamplona con Sangüesa, aunque fue ideado principalmente para sacar madera del entorno de la Selva del Irati.
Vía verde del Irati
Se continúa siguiendo la Vía verde del Irati hasta Lumbier ya que el trazado de este tren atravesaba espectacularmente el interior de la foz. Y antes que el tren, este trazado era recorrido por un ramal secundario del Camino de Santiago Aragonés que de Liédena se dirigía hasta la venta de Lumbier atravesando el río Irati por el Puente del Diablo. 
Foz de Lumbier. Vista del Puente del Diablo desde la Villa Romana de Liédena

Los restos del Puente del Diablo cuelgan espectacularmente por la boca de salida de la Foz de Lumbier, aunque la vía se adentra en la foz a través de un túnel excavado en la propia roca de la Sierra de Leyre.
Túnel de entrada a la Foz de Lumbier
Una vez que se atraviesa el túnel y se encuentra uno dentro de la garganta de la foz, no se puede hacer otra cosa que asombrarse ante la maravilla que ha creado la naturaleza con el paso del tiempo. También impresiona lo que es capaz de hacer el hombre y como las antiguas obras de ingeniería se adaptaban perfectamente al medio.
Foz de Lumbier

El entorno invita a hacer un descanso para disfrutar y apreciar de las vistas y la belleza del entorno, mires donde mires.
La Foz de Lumbier es un paisaje espectacular formado por roca y árboles atravesados por el río Irati. Toda la foz, de 1,3 Km de largo, está atravesada por un camino que antiguamente era una vía ferroviaria para transportar madera. Está declarada Reserva Natural como protección de una importante colonia de aves rapaces en la que destacan los buitres leonados y el alimoche. En la boca de la Foz de Lumbier encontramos las ruinas del puente del Diablo por el que antiguamente discurría el Camino de Santiago.
Foz de Lumbier
La verdad que cuesta ponerse nuevamente en marcha y abandonar este lugar que tiene un encanto que atrapa. No obstante, hay que continuar que ya va siendo hora de comer, y además de llenar el buche, todavía me queda más de la mitad de la ruta por hacer, incluida la subida a la Sierra de Leyre.

Plácidamente se llega a Lumbier y tras atravesar el Puente de las Cabras, voy a buscar un lugar para comer algo, tampoco mucho que hay que continuar.
Lumbier. Puente de las Cabras
Tras la parada toca continuar y además cuesta arriba. Tras pasar junto al camping y las piscinas se deja el cómodo camino y se toma otro que ya empieza a tomar pendiente. Al principio el camino está bien aunque la pendiente en algunos tramos es descomunal, con rampas del 20%. 
Vistas de Lumbier a media subida

Tras sufrir durante algo unos dos kilómetros con estas rampas, el camino todavía se vuelve más infernal. Se abandona este camino ancho y se coge una senda que enseguida deja de ser ciclable porque se convierte en una cascajera constante por la que es imposible avanzar sobre la bici. No queda otra que continuar empujando, lo que supone un esfuerzo igual o mayor que hacerlo sobre la bici. 
Cascajera de subida a la Sierra de Leyre
En algunos momentos parecía que la senda iba a ser benévola conmigo, que la zona de cascajo había terminado y me montaba sobre la bici, pero 10 metros después me tenía que volver a bajar para continuar acarreando la bici. A pesar del esfuerzo de llevar la bici a cuestas, no llega siquiera a media hora, y menos de 2 kilómetros, el total del vía crucis, hasta que se encuentra un camino ancho.
Panorámica subiendo Leyre

Sin embargo, todavía no se ha hecho cima, durante otro kilómetro y medio el camino sigue ascendiendo, sólo que después de lo que se ha pasado, esto es una autopista y la subida se hace muy llevadera.
Así, el ascenso se puede dividir en tres tramos de kilómetro y medio, el primero de buen camino pero de pendientes endiabladas, el segundo inciclable de la cascajera y el tercero de relativa comodidad.
Una vez alcanzada la cima se tiene una bonita panorámica del Pantano de Yesa y todo su entorno.
Sierra de Leyre. Vistas de Yesa

A pesar de que el camino tiene grandes surcos hechos por el agua, el descenso se hace plácidamente hasta encontrarnos con una antigua carretera. Daba por hecho que hasta el monasterio sería todo bajada pero para mi sorpresa al enlazar con esta vieja carretera el camino se vuelve ascendente. La subida dura algo menos de un kilómetro y luego por un terreno más de sube y baja llegamos hasta el Monasterio. No se de que carretera se trata ni a donde lleva, aunque parece que fuera una antigua vía de acceso que hace mucho que perdió su utilidad por el estado del firme, pero al llegar a las inmediaciones del monasterio descubro que también está cortada al tráfico.
Llegando al Monasterio de Leyre por la carretera abandonada
Finalmente, tras un último repecho, se llega al emblemático Monasterio de Leyre, donde hago una parada, no sólo para admirar el conjunto arquitectónico sino para tomar un respiro. Dudo si subir a visitar la Fuente de Virila y su mítica historia, pero finalmente decido continuar ya que el tiempo se me echa encima y además desconfío de mi forma física para añadir más kilómetros a la ya dura ruta.
Monasterio de Leyre






El Monasterio de Leyre se alza en terrenos del municipio de Yesa sobre el ramal del Camino de Santiago Aragonés. En Leyre están los pilares del viejo Reyno y el panteón de sus primeros reyes. Leyre es el principal monumento románico de Navarra y uno de los conjuntos altomedievales más atractivos de España. El monasterio tuvo una gran relevancia en la historia del reino de Pamplona y posteriormente en el de Navarra, así como en la Reconquista.
Al bajar del Monasterio descubro que también está cerrado al paso, no sólo por una sino por hasta tres cancelas. Sin embargo, esta carretera si que presenta un asfalto en perfecto estado, lo que me desconcierta todavía más sobre el por qué estas carreteras están cerradas.
Obras de ampliación de la Presa de Yesa

Tras superar estas barreras y sobrepasar la autovía se llega hasta el Pantano de Yesa y la antigua carretera NA-2420 que lo recorre. Se sigue esta carretera hasta la localidad de Yesa. La ampliación de la presa ha modificado las carreteras del entorno así que la ruta que quería seguir está cerrada.
Yesa

Opto por seguir la carretera NA-5410 hasta Javier. Este cambio en la ruta me va a permitir conocer el Puente de los Roncaleses. No tenía conocimiento de la existencia de las ruinas de este puente medieval, pero he podido saber de él en un panel informativo en el Monasterio de Leyre.
Puente de los Roncaleses
Impresiona la solemnidad del puente que aparenta una gran robustez y que sin embargo no ha debido poder soportar la fuerza de la naturaleza y está parcialmente derruido. Este puente debió tener gran importancia en su tiempo ya que no abundaban los pasos para superar estos grandes ríos y además, se encontraba en las rutas de la Cañada de los Roncaleses y el Camino de Santiago Aragonés.
Continúo por la cañada en dirección a Javier, aunque enseguida debo continuar por carretera hasta encontrarme, después de un repecho, en el Castillo de Javier. La verdad había estado varias veces en Javier, pero siempre en las javieradas y atestado de gente, por lo que poder admirar este lugar tan emblemático en la historia de Navarra, prácticamente en solitario, sobrecoge.
Castillo de Javier

El castillo de Javier nació como torre de señales y vigilancia en el siglo X y es la casa natal del patrón de Navarra, San Francisco Javier. El castillo y la villa de Javier fueron ganados por Sancho VII de Navarra en torno al año 1223. Un noble aragonés los había dado como garantía por un préstamo que le concedió el monarca navarro, pero al acabar el plazo y no poder hacer frente al pago, pasaron a la propiedad de Sancho. En torno a esta Torre del Homenaje o San Miguel se fueron añadiendo estancias. El castillo fue erigido sobre roca viva, y ha sufrido varias restauraciones a lo largo de la historia. Tras la conquista de Navarra el castillo pertenecía a María de Azpilcueta, oriunda del Valle de Baztán, casada con Juan de Jaso (padres de San Franciso Javier), cuya familia defendía la independencia del reino y de hecho dos de los hermanos de Javier participaron en el intento de reconquistar el reino en 1521 estando presentes en la caída del Castillo de Maya en 1522. Por la resistencia mostrada el Cardenal Cisneros ordenó la demolición completa del castillo en 1516, aunque sólo se realizó un desmochando de la parte fuerte del mismo.  El castillo fue restaurado a mediados del siglo XX y reformado con motivo del Quinto Centenario del nacimiento de San Francisco Javier, celebrado en el año 2006. 
Después de un momento de admiración del Castillo, vuelvo sobre mis pasos para ir en busca nuevamente de la Cañada de los Roncaleses que coincide en cierta manera con el Camino del Papa que lleva hasta Sangüesa. Este camino por la orilla del río Aragón presenta unas inmejorables vistas de toda la zona. Hay que tener cuidado en algunas zonas ya que el camino bordea en ciertos tramos el acantilado al río y además la senda presenta varios desprendimientos que pueden hacer el paso peligroso.








10 Ujué 46 Km

Una bonita ruta por el entorno de la espectacular localidad de Ujué que bien merece una visita por si misma. Siguiendo con los lugares relevantes de Navarra, en esta ruta visitaremos el pueblo viejo de Gallipienzo, la ciudad romana de Santa Criz, el molino de Güerinda, y para finalizar podremos deleitarnos con las vistas de Ujué desde el mirador.
Sin duda es una ruta dura ya que en apenas 46 Km tendremos que hacer frente a unos 1.500 m de desnivel positivo y más teniendo en cuenta que mi estado de forma no es que sea óptimo.
Si hay algo que caracteriza a esta ruta es la naturaleza. Que además contrasta con las otras dos rutas que había hecho previamente esta semana, las Bardenas y Tudela.
Comienzo la ruta en Ujué, en un día gris y con algo de frío que acabaré pagando ya que al día siguiente amaneceré resfriado. 
Ujué. Ruinas iglesia de San Miguel

El comienzo es muy fácil ya que el camino va en descenso. Aunque el camino es muy pedregoso. El paisaje es típicamente una bonita maquia mediterránea predominada por coscojas. El entorno es muy tranquilo y tengo la suerte de tropezarme con tres corzos. Aunque ellos son más rápidos huyendo que yo sacando la cámara de fotos.

Le sensación de sentirse sólo en la inmensidad de este espacio es extraña. Y con tanta piedra en el camino hay que andar con precaución admirando el entorno y vigilando el suelo.
A lo lejos empiezo a divisar lo que parece una ermita y que luego compruebo que se trata de la Iglesia de San Salvador y que esconde tras de sí al pueblo viejo de Gallipienzo.
Gallipienzo viejo
El pueblo viejo de Gallipienzo tiene una estampa típicamente medieval enclavado en un cerro y con una estampa típicamente defensiva. Gallipienzo cuenta con restos de un antiguo castillo y con impresionantes vistas hacia el río Aragón.
Tras dejar atrás Gallipienzo la ruta se adentra en un bonito pinar hasta que un rápido descenso nos lleva hasta las ruinas del poblado romano de Santa Criz, en las inmediaciones del pueblo de Eslava.
Santa Criz 
Santa Criz ya era un poblado amurallado en la edad del Hierro y posteriormente se instalaron los romanos, levantando una ciudad de espectaculares dimensiones. Luego, todo aquello desapareció sin dejar rastro documental. El cerro donde se sitúa el yacimiento arqueológico es hoy también una espléndida atalaya, con panorámicas que alcanzan el Pirineo y dominan todo el Valle.
Sin entrar en Eslava se coge un pequeño tramo de carretera en dirección a Lerga.
Eslava
Sin llegar a Lerga me tomo un camino que va a ir cogiendo altura, y dificultad, progresivamente para subir la la Sierra de la Guerinda. El camino de ascensión, en un principio es cómodo y con una pendiente asequible. Pero a falta de unos 200 metros para coronar la pendiente se vuelve imposible por un camino de cabras donde no queda otra que bajarse de la bici y empujar hasta la zona de molinos eólicos.
Una vez alcanzada la cima hay que ser conscientes de que no nos vamos a encontrar con un camino de rosas sino un terreno rompepiernas entre molinos eólicos modernos.
En la sierra de la Guerinda se conserva uno de los pocos molinos de viento que existieron en Navarra. El molino de viento se construyó probablemente en la segunda mitad del siglo XVII. Sus restos aparecieron en 1995, en el curso de los trabajos realizados por la empresa Energía Hidroeléctrica de Navarra para la instalación del parque eólico. 

Ya de vuelta hacia Ujué hay que afrontar la última subida de 2 kilómetros que a estas alturas de la ruta se  hacen duros de superar. Aunque una vez arriba la penuria termina y vamos en busca de la carretera NA-5310 que nos lleva al punto de partida.
Llegando a Ujué me despisto y me paso de largo el cruce que debería haber cogido para haber llegado al mirador.

Mapa y perfil de la ruta Ujué 46 Km



09 Monasterio Oliva-Pitillas 64 Km

Monasterio de la Oliva
Nueva ruta por la zona media de Navarra que parte y finaliza en el Monasterio de la Oliva y nos lleva hasta dos humedales como son la Laguna de Pitillas y la Estanca de los Dos Reinos. Además de estos tres lugares destacados también pasaremos por las localidades de Murillo el Fruto, Santacara, Melida y Carcastillo.
Este recorrido es largo, con 64 Km, aunque no tiene mucha dificultad ya que ni siquiera tendremos que superar los 600 m de desnivel positivo.
Río Aragón
El día amanece soleado y pese a ser pleno invierno la temperatura es agradable. Poco antes de las 11 de la mañana comienzo la ruta después de haber conducido desde Estella. Salgo de las inmediaciones del Monasterio de la Oliva por un camino bastante pedregoso, que junto con el viento, dificulta el avance. Transitando por diversos caminos de parcelareas alcanzo Melida a los 9 Km. Durante unos kilómetros circulo por un camino adoquinado que, si no lo es realmente, se asemeja a una calzada romana y es que sería de extrañar que hoy en día se adoquinara un camino.
Para cruzar el río Aragón no queda otro remedio que tomar la carretera, aunque enseguida la abandono para seguir hasta Santacara. Desde la
distancia ya se divisan los curiosos restos de la torre del castillo de Santacara, pues se mantiene en pie poco más que una sola de las cuatro caras de la torre, amenazando con derrumbarse en cualquier momento.
Ruinas del castillo de Santacara
La subida hasta la torre es criminal ya que se trata de un camino con mucha pendiente pero además completamente colapsado por piedras sueltas lo que hacen imposible alcanzar la cima sin echar pie a tierra. Si la subida es imposible la bajada es parecida ya que se hace por una zona de escaleras que yo por precaución al ir en solitario preferí hacerlo a pie.
La salida de Santacara fue una de las zonas que más me gustaron, aunque quizás se trate de algo personal ya que se circula por una maquia típicamente mediterránea dominada por arbustos de la familia Juniperus, principalmente Sabina, especie fundamental en mi tesis doctoral. Al final este camino se complica pareciendo, más que propiamente un camino, una cañada pecuaria ya que las típicas marcas de todo tipo de vehículos de los caminos dejan lugar a incómodas huellas de animales para el paso en bici. 
Finalmente, tras pasar junto a un corral que imagino será el originario de las huellas del camino anterior, se alcanza la carretera NA-5330 que debemos seguir hasta alcanzar la laguna de Pitillas. 
Laguna de Pitillas
Quiero circundar la laguna así que voy siguiendo la carretera junto al vallado hasta que este termina, momento en el que dejo la carretera y tomo una senda que me adentra en la propia laguna. Siguiendo esta senda se llega hasta una zona de observación de aves desde donde las vistas de la laguna, y más ahora que está en su plenitud, son espectaculares por la cantidad de aves que se divisan, incluida alguna rapaz. Toda el recorrido por la senda que bordea la laguna es muy bonita pero llega un momento que se termina y hay que salir a una parcelaria, alejándonos de la orilla, para continuar el recorrido. 
Camino hacia Carcastillo
Cuando dejamos atrás la laguna apenas hemos recorrido 20 km de ruta. Los siguientes 20 hasta llegar a Carcastillo discurren por parcelarias en buen estado donde se podría haber circulado a gran velocidad de no haber sido por lo ventoso del día. Si bien hay que destacar que en este tramo nos vamos a encontrar un verdadero muro, en lo que parece algún tipo de construcción hidraúlica, aunque de tan sólo 100 m.
Al llegar a Carcastillo estoy bastante desfondado, seguramente por la continua lucha contra el viento, ya que el terreno tampoco es que sea excesivamente exigente. Por ello, lo primero que hago es buscar una fuente para recargar el agua que ya había terminado y en segundo lugar buscar algún lugar en el que poder repostar algo de alimento sólido que me ayude a recargar las pilas. 
Estanca de dos Reinos
Tras este breve descanso, de apenas 10 minutos, continuo la ruta camino ahora de la Estaca de dos Reinos. La salida de Carcastillo será de los tramos más duros, en primer lugar al atravesar una zona en ligero ascenso pero muy pedregosa, y en segundo al afrontar una dura, aunque no muy larga, subida. Al terminar el descenso vamos a adentrarnos en una zona de continuos canales de riego que nos van a llevar hasta la Estanca. Bordeamos el humedal por un cómodo y bonito camino y nos dirigimos hasta el punto de partida para finalizar la ruta. La vuelta desde la Estanca, que serán los últimos 15 Km de la ruta, se me hacen muy duros por la cantidad de kilómetros acumulados ya, pero sobre todo por el continuo viento en contra que dificulta enormemente el avance. 
Finalmente, después de casi 4 horas de ciclar, alcanzo nuevamente el apacible Monasterio de la Oliva, puesto que al ser día laborable está completamente desierto.

Los sólidos muros de piedra del Monasterio de La Oliva atesoran siglos de historia y arte: un oasis de paz y tranquilidad. El Monasterio fue fundado en el siglo XII por el monarca García Ramírez "El Restaurador" (1134-1150). Como tantos otros lugares, la guerra de la Independencia de 1808 junto con la desamortización de Mendizábal en 1836 fueron nefastos para el templo, lo que provocó su abandono. Del Monasterio medieval quedan importantes dependencias, su imponente iglesia, el claustro gótico, la sala capitular, la cocina, la sala de los monjes y la capilla de San Jesucristo, el edificio más antiguo de todo el conjunto. En la actualidad está habitado por una comunidad cisterciense. Su visita supone percibir la grandeza de una arquitectura trascendental en la historia del arte europeo de la Edad Media.
La Laguna de Pitillas es un humedal de tipo estepario y de origen endorreico (sin desagüe) y está considerado como uno de los más importantes el Valle del Ebro y el más extenso de Navarra. El origen de las aguas que alimentan la laguna se encuentra en la Sierra de Ujue, en el barranco del Pozo de Pastor y de otros cercanos menos importantes. La profundidad, en condiciones de llenado normales, no supera los 2 metros. Este humedal es elegido por multitud de aves acuáticas para nidificar o para hacer un alto en el camino migratorio. Las aves junto con la fauna asociada a este ecosistema hacen de la laguna de Pitillas un espacio natural de una gran biodiversidad. Las referencias escritas más antiguas que se conocen se remontan a 1348 y se nombra como balsa de Sabasan y pertenecía al rey de Navarra. Era utilizada para el riego y, dada la abundancia de aves, como zona de caza de la monarquía. En el siglo XVI se construyó una presa para elevar su capacidad de almacenamiento y así sacar más rendimiento en el riego.
Estanca de los Dos Reinos. Se trata de una balsa creada con el fin de regular aguas del pantano de Yesa que llega hasta este punto a través del canal de las Bardenas. Gran parte del espacio está ocupado por aguas libres y por cultivos de coníferas. Rodeando la lámina de agua se distribuye una banda de carrizos en cuyo alrededor se encuentran juncos y praderas. Es un importante humedal para aves acuáticas, tanto en invernada como para nidificantes.

Mapa y Perfil de la ruta 09 Monasterio Oliva-Pitillas 64 Km
Track ruta Monsaterio Oliva-Pitillas 64 Km

08 Marcilla-Peñalen-Rada 61 Km

La octava de las rutas nos lleva a la ribera alta y tiene como punto de partida la bella Marcilla. En Funes ascenderemos el Barranco de Peñalen, primeros de los lugares destacados y desde donde tendremos una espléndida vista de toda la zona. Tras pasar por Milagro llegaremos al segundo lugar destacado que en este caso es la Laguna Badina Escudera. Finalmente, en las cercanías de Caparroso, encontraremos el último de estos lugares en las ruinas del Castillo de Rada.
La ruta en sí no aparenta gran complicación ya que apenas cuenta con un desnivel acumulado de 600 m en los 61 Km de travesía.
Castillo Marcilla
Empiezo el día bajo las murallas del impresionante castillo de Marcilla con apariencia de haber sido recientemente restaurado ya que tiene una presencia impecable. Por una parcelaria por la que se circula a buena velocidad nos dirigimos hasta Funes situado en el kilómetro 7 donde circulamos por ambas orillas del río Arga. Un poco más abajo confluyen el río Aragón y Arga para continuar como un único curso. Posteriormente, cuando subamos al alto de Peñalen podremos divisar el lugar de unión de ambos.
Confluencia del río Arga y Aragón desde el alto de Peñalen
La subida por el barranco de Peñalen será el momento más duro de todo el recorrido y es que se trata de un ascenso que va aumentado la dificultad progresivamente hasta llegar a un verdadero muro, cuando el camino se convierte en senda, de difícil superación.
El alto de Peñalen es de las zonas más bonitas que he recorrido recientemente, me ha sorprendido muy gratamente. En primer lugar, las vistas que se tienen del barranco y el valle son espectaculares. Y además la meseta que recorro posteriormente, sembrada a la derecha mayoritariamente de viña, paneles solares y extensos campos de cereales, contrasta con el barranco que tenemos a la izquierda haciendo de esta zona un recorrido muy ameno, a la vez que rápido.
Barranco de Peñalen
El descenso hacia Milagro es muy veloz, donde volvemos a cruzar el río y tras acompañar a la carretera NA-134 brevemente nos introducimos en un ambiente muy peculiar. Se trata de zonas de cultivo con parcelas enormes que muchas de ellas dan la sensación de ser pequeños latifundios de invernaderos en un primer lugar y cerealista después. Así llegamos a tropezar con la autopista AP-15 a la que seguiremos paralelamente en busca del pequeño humedal de Badina Escudera, el cual es fácilmente imperceptible por estar rodeado de juncos. Ahora si que nos decidimos a cruzar la autopista y las vías del tren para continuar entre grandes fincas de cereal así como de una enorme granja de vacas lecheras. El paisaje va cambiando conforme vamos avanzando haciéndose notable la cada vez mayor escasez de precipitación hasta llegar a una zona totalmente desértica. Aquí también nos vamos a encontrar algunos toboganes que terminan endureciendo las piernas.
Bajada a Caparroso con "El Cristo" a la izquierda
Finalmente, se afronta un rápido descenso que nos va a desembocar en Caparroso bajo la majestuosa mirada de los restos de lo que una vez fue un antiguo castillo "El Cristo". Atravesamos el pueblo por lo que parece ser que una vez pudo ser un cauce fluvial y vamos en dirección al despoblado fortificado de Rada. Se llega hasta la base sin excesiva dificultad de no ser por el acumulo de kilómetros que ya se empiezan a hacerse notar. El esfuerzo se remata con la subida a Rada aunque hacerlo por terreno asfaltado ayuda en la tarea. Lamentablemente las ruinas estaban cerradas por lo que me he limitado a divisarlo desde el exterior. La bajada nuevamente hasta Caparroso es muy entretenida.
Despoblado amurallado de Rada
Ahora ya sólo queda volver al punto de partida a la sombra del Castillo de Marcilla y lo hacemos entre parcelarias inicialmente y luego en paralelo a las vías del tren.
En definitiva, una ruta llena de contrastes, desde los fertiles humedales o vegas de ríos hasta los paisajes desérticos más desapacibles.
El Barranco de Peñalen es el lugar en el que rey Sancho Garcés IV murió, en 1076, despeñado a manos de su hermano, que lo empujó por dicho precipicio cuando estaban de cacería. Al pie del Barranco, que tiene una caída de 392 metros, funden sus aguas los ríos Arga y Aragón para encontrarse con el Ebro en Milagro, tres kilómetros más abajo. 
Badina de Escudera es una laguna situada en una depresión endorreica que recoge agua de lluvia y los sobrantes del regadío de los alrededores que se encuentra fragmentada en varias lagunas menores con aguas libres en el interior y bordeadas por una orla de carrizo. Es estrecha y alargada y alberga una gran cantidad de animales, varios de ellos de gran importancia como el visón europeo y el galápago europeo, pero sin duda los más visibles son la gran diversidad de aves que se encuentran refugio en este humedal.
Estratégicamente emplazado en lo alto de un cabezo se halla el Despoblado de Rada, un recinto amurallado que alberga restos de un castillo del siglo XII que durante la Edad Media desempeñó un importante papel estratégico en la defensa del Reino de Navarra debido a su situación fronteriza, un viejo torreón, y la iglesia de San Nicolás. El lugar, además de ser punto de interés para los amantes de la historia, es también un excelente mirador que permite disfrutar, al norte, de la llanura del somontano olitense y la serranía de Ujué; a sus pies, la vega del río Aragón y sus meandros, al sur las Bardenas, y al sudeste el nuevo pueblo de colonización de Rada, surgido como consecuencia de la puesta en marcha del embalse de Yesa.
Mapa y perfil de la ruta Marcilla-Peñalen-Rada de 61 Km