Presentación

A modo de introducción...
Supongo que como la mayoría, hace mucho que tenía una bici de montaña, otra cosa es que la usara. Un poco por casualidad empecé a utilizarla durante mi estancia en Australia, en un principio como medio de transporte a la universidad, luego para escaparme hasta la playa, ir a entrenar y finalmente propiamente para salir a hacer alguna ruta.
Quiero decir con ello que mi descubrimiento de la btt fue muy tardío. Siempre he hecho bastante deporte pero nunca nada relacionado con la bicicleta. 
A mi vuelta a España, mi vida cambió bastante en todos los aspectos, lo cual me hizo ya imposible seguir acudiendo a los entrenamientos y competiciones, principalmente por falta de tiempo. Esto me hizo buscar una alternativa para hacer algo de deporte e intentar mantenerme en forma y volví a acordarme de la btt que tenía olvidada en el garaje. 
Después de muy pocas salidas, me apunté a mi primera marcha en el 2008 si no recuerdo mal, la Saltamontes (desgraciadamente desaparecida), que por cierto no pude terminar de la paliza que llevaba (ese año la ruta era de 64 km y dura). Lejos de desilusionarme, este inicio tan frustrante me hizo coger la bici con más ganas y con la llegada del calor comencé a hacer más salidas y rutas más largas. Así, pude conocer rincones del entorno de Estella que ni siquiera sabía que existían y descubrir la suerte que tenemos aquí, de encontrarnos con un entorno tan espectacular. La principal dificultad de vivir en Estella es que salgas por donde salgas con la bici lo vas a hacer en subida, pero los paisajes, pueblos, caminos y estampas son impresionantes.
Con todo, cuanto más he ido cogiendo la bici, más me ha entrado en gusanillo de seguir haciendo rutas. Y hasta aquí hemos llegado...

6 Vuelta Navarra Roncesvalles-Lesaca

Distancia: 64,5 km
Velocidad media: 14,9 km/h
Hora de inicio: 8.30 h
Hora final: 14.15 h
Tiempo sobre la bici: 4 h 21 min
Desnivel positivo: 1.594 m
Mapa y Perfil 6ª Etapa Vuelta Navarra Roncesvalles-Lesaka
Me levanto temprano pero la mañana está muy fría para salir y es que no he traído ropa de invierno porque se supone que estamos en la tercera ola de calor de este verano. El talón me sigue doliendo bastante pero el hecho de saber que no hay nada roto hace que me olvide completamente de él y me centre y pensar lo que me espera en el día de hoy y sobre todo en que salga el sol que no he venido preparado para el frío. Finalmente, sobre las 8.30 de la mañana decido ponerme en marcha con una niebla que no deja ver más allá de 5 metros. Ya no es que haga mucho frío para la poca ropa que llevo, es que la niebla es tan densa que moja como si estuviera lloviendo.
Comienzo subiendo, sin excesiva pendiente, al Alto de Ibañeta, al que llego en apenas kilómetro y medio.
Alto de Ibañeta
En el mismo alto dejo el asfalto y tomo un camino a la izquierda que sigue subiendo cómodamente hacia el alto de Lindus. Es una pena lo cerrada que está la niebla porque seguro que las vistas tienen que se espectaculares pero sin embargo apenas acierto a ver lo que tengo unos metros por delante.
Inmediaciones del alto de Lindus
Así no tengo noción de donde estoy ya que si existe algún indicativo del paso de la frontera yo no lo veo. Lo cierto es que en el momento que empiezo a descender me encuentro ya en Francia, aunque estaré un rato bailando entre Francia y España.
Al salir del bosque parece que el cielo también quiera abrirse y la niebla ya empieza a dejar ver un poco más lo que me rodea.
La temperatura todavía es fría, puesto que apenas supera los 10º pero al subir la niebla por lo menos ya no me voy mojando y la sensación es más agradable. Para no pasar más frío voy bajando tranquilamente por una buena pista, tratando de reconocer algo a mi alrededor que me indique donde me encuentro. 
Cuando el camino se decide a bajar al valle zigzagueando por la ladera la pista casi desaparece y la pendiente aumenta hasta dar un poco de respeto. Bajo muy despacio por la inclinación del camino y sobre todo por el mal estado en el que se encuentra, más que nada porque por aquí es imposible que pase nada más que un rebaño de cabras.
Es una pena que el día esté tan gris porque el entorno es de gran belleza. Al llegar abajo de la tremenda cuesta el camino vuelve a ser amplio y cómodo y sigo descendiendo plácid-amente pasando junto a bordas de pastores. Luego el camino se vuelve asfalto, precisamente cuando me encuentro a un pastor con sus ovejas.
Enseguida llego a los primeros caseríos de Urepel.
Urepel
Urepel es un pueblo pequeño así que lo atravieso rápidamente.
Urepel
Parece mentira lo cerca que están los pueblos de ambos lados de la frontera y lo notable que se hace saber en qué país está cada uno de ellos. Tras Urepel, y siguiendo la carretera que desciende por el valle, llego al bonito pueblo de Aldudes, muy bien adornado por flores dondequiera que se mire.
Giro a la izquierda dejando la carretera D948 cruzo el Río de Aldudes y se acabó la paz. 
Río de Aldudes
Toca salir de Francia y para ello tengo que volver a subir, y de qué manera. El camino está asfaltado, pero más que nada porque si no no habría vehículo que pudiera subir semejantes cuestas. Son 2 Km de puerto pero con unas rampas que en algunos puntos llegan al 30%. Cuesta trabajo mantenerse sobre la bici en algunos tramos. Al mirar atrás la panorámica del valle con los pirineos al fondo es espectacular.
Valle de Aldudes
Al final de la subida el camino se transforma en senda y acaba siendo un camino de cabras que me obliga a bajarme de la bici y empujar hasta que vuelvo a encontrarme con una pista en perfecto estado. Veo muchos caminos por la zona y seguro que hay alguno que se pueda seguir sin bajarse de la bici pero como no lo veo claro no propongo alternativas. Justo al hacer cumbre abandono definitivamente Francia y entro en una zona de hayedos y claros.
Al comenzar la bajada llego a un punto de incertidumbre. La ruta que tengo marcada me lleva a entrar en lo que parece una finca privada, concretamente una casa rural, cerrada por una cancela, aunque sin candado ni llave. Pero si sigo recto veo que me alejo mucho del camino que quiero seguir. Al final opto por pasar la cancela y bajar por la casa rural y si me echan el alto ya pediré disculpas. 
Al ir bajando rápidamente hacia Elizondo me encuentro un gran parque de aventura y me quedo un momento mirando a los chavales tirándose por las espectaculares tirolinas. Está claro que tendré que pasarme un día por el Baztan Abentura Park con la familia.
Baztan Abentura Park
No tardo en llegar a Elizondo después de 10 km de rápida bajada desde que dejé atrás Francia.
Elizondo
Hago un pequeño recorrido por Elizondo, compro un poco de almuerzo y me siento  en la plaza a reponer fuerzas cuando apenas son las 11 de la mañana. Tras el merecido descanso continúo camino cruzando el río Bidasoa y saliendo del pueblo por una bonita zona residencial, aunque la carretera tiene unas pendientes endiabladas.
Elizondo. Río Bidasoa
Al ir subiendo entro de nuevo en zonas boscosas preciosas, alternando hayedos y robledales, y como el camino no es muy duro puedo ir disfrutando enormemente del recorrido.
Y cuando entro en zonas de claros la panorámica es impresionante.
Me paso un cruce en el que debería haber girado a la derecha así que vuelvo unos metros sobre mis pasos para encontrar el camino que me he pasado. Cuando lo veo se trata de una terrible subida por un camino de cabras que me echa para atrás. Como creo que no tiene mucho sentido darme semejante paliza para llegar al mismo lugar decido continuar por el camino que llevo con la esperanza de que realmente acabe llevándome al mismo sitio que el otro.
El camino hasta Echalar es muy placentero.
Por el camino me encuentro con lo que parece una boa constrictor. Bueno, en realidad es una lombriz de tierra pero nunca había visto una de este tamaño. No es que la esté atropellando con la bici, es simplemente que puse la rueda al lado para que se aprecie su tamaño.
Echalar es uno de esos pueblos en los que nunca había estado previamente y que realmente bien merece una visita.
Echalar
Los últimos kilómetros hasta Lesaka se hacen por carretera y no tienen mucha historia. Solo abandono el asfalto a la altura de la Ermita de San Salvador poco antes de llegar a Lesaca.
Ermita de San Salvador
Justo al lado hay una construcción que no acierto a adivinar de que se trata ni tampoco si es algo muy antiguo.
Cuando llego a Lesaka apenas se han superado las 2 de la tarde así que aunque haya salido tarde por la mañana la etapa ha sido rápida y llego a tiempo de descansar y hacer turismo.
Ya había estado en Lesaka previamente pero la verdad no recordaba que el pueblo tuviera tanto que ver y de tanta belleza.
Lesaka













5 Vuelta Navarra Isaba - Roncesvalles

Distancia: 79,2 km
Velocidad media: 15,1 km/h
Hora de inicio: 6.55 h
Hora final: 15.25 h
Tiempo sobre la bici: 5 h 18 min
Desnivel positivo: 1.655 m
Mapa y Perfil de la 5ª Etapa Vuelta Navarra Isaba-Roncesvalles

Ayer al bajarme de la bici al llegar a Isaba note un fuerte dolor en el talón y por la tarde, paseando por el pueblo, me costaba andar. Se trata precisamente del tendón de Aquiles que me rompí hace unos años así que me asusté un poco, aunque preferí pensar que se trataba simplemente de unas molestias. Hoy, cuando me he levantado, compruebo que las molestias, lejos de desaparecer, me han ido a más y tengo todo el talón bastante inflamado. Me duele bastante al andar así que me tomo bastante rato sopesando si tengo que abandonar.

Como uno es cabezón a más no poder decido intentar montarme sobre la bici y ver si soporto el dolor. Veo que si al pedalear no muevo el tobillo no siento dolor así que no puede ser que tenga nada roto. Y autoconvenciéndome de que estoy bien empiezo la jornada de hoy.

La primera parte de la etapa discurre por asfalto, por la carretera NA-140, así que puedo ir calentando y tomándomelo con calma sin avanzar muy despacio. Llego a Uztárroz en continuo ascenso pero sin que sea dura la subida.

Uztárroz
Río de Uztárroz
Y sigo subiendo el puerto, e incluso aumentando la pendiente a medida que voy avanzando, aunque al circular por carretera voy con buen ritmo.
Encuentro, junto a la carretera, varios puentes muy antiguos que supongo que serán los restos del camino original que recorría estos parajes hace ya muchos años. Hay que ver como han cambiado los tiempos, porque por esos puentes apenas cabe un carromato así que no debía tener demasiado tráfico.
Con un poco de fresco, porque todavía no ha comenzado a brillar el sol y además la zona es sombría, alcanzo el alto del Puerto de Laza.
Tras la subida viene una cómoda y rápida bajada, y cuando me quiero dar cuenta me he pasado el cruce que me llevaba al centro de esquí de Abodi, así que tengo que recular, dar media vuelta y volver al cruce, donde además había saludado a un operario que allí había regulando el tráfico. Al llegar al cruce este operario, con el que estará un rato hablando, me dice que la carretera está cortada incluso para bicis ya que la están asfaltando. No me queda otra que bajar hasta el bonito pueblo de Ochagavía para luego coger la carretera que lleva hasta las Casas de Irati. Como me dice el operario, es un camino más largo pero él cree que menos duro.
Ochagavía
Bajo prácticamente 10 kilómetros hasta llegar a Ochagavía pero voy pensando que todo lo que baje lo voy a tener que subir de extra. Aprovecho este rodeo para desayunar tranquilamente en Ochagavía mientras los ciclistas del pueblo se van reuniendo para echar la mañana por las carreteras.
Con el estómago  y el tobillo dolorido continúo la jornada cruzo el río y cojo el desvío que lleva hasta la selva del Irati por la carretera NA-2012. Aunque desde el principio la carretera va hacia arriba durante los primeros 5 kilómetros apenas se nota el desnivel por lo que voy a buen ritmo disfrutando del paisaje. 
Sin embargo, al pasar junto a una granja, el panorama cambia, la pendiente se acentúa, siendo del 10% de media, y el sufrimiento también. Voy un poco agobiado con el tobillo lo que hace que no termine de coger ritmo de subida y voy excesivamente cansado, lo que me obliga a para un par de veces para tomar aire. 
Todavía es temprano en la mañana y hace muy buen tiempo por lo que hay mucho tráfico en la carretera de entrada al Irati. Para mi sorpresa, la última parte de la subida es la que más cómodo subo así que acabo llegando arriba en mejor estado de lo que estaba a media subida. 
Las vistas desde el Mirador de Tapla en el alto son espectaculares.
Mirador de Tapla
No es la primera vez que estoy por Irati, incluso en bici, pero me fascina tanto el lugar que estoy impaciente por recorrerlo. La bajada hasta Casas de Irati es rápida y cómoda y enseguida estoy rodeado de turistas que hacen cola frente a la caseta de información para que les indiquen cuál es la ruta que van a hacer en función de su interés y condición física. Estoy haciendo tiempo para que llegue mi coche de apoyo con el almuerzo, y es que he llegado con bastante antelación. Me hace gracia presenciar un par de discusiones entre quienes van a hacer alguna ruta. La primera es entre una pareja en la que ella no está tan interesada como él en ir andando hasta el pantano. Y la segunda es en una familia en la que el hijo, que no es tan pequeño, pasa olímpicamente de dar dos pasos seguidos. Es una pena que algunos no sean capaces de admirar la singular belleza que les rodea.
Tras esta larga parada y el estupendo almuerzo, siempre la comida en el campo entra mejor, me dispongo a atravesar la Selva del Irati.
Selva del Irati
El camino es muy cómodo, tanto por el estado como porque es prácticamente llano, aunque en su primera parte está lleno de gente paseando y sobre todo por la belleza del entorno. Hay que ver lo que cambian las cosas cuando se les da publicidad, cuando vine aquí por primera vez, hace ya unos cuantos años, atravesé la Selva del Irati con el coche (cosa que ahora está totalmente prohibida), el camino estaba destrozado porque iba sufriendo por el coche, y no encontré un alma en todo el recorrido. 
No tardo mucho en llegar al Embalse de Irabia, rodeado de hayas y de gran belleza.
Selva del Irati. Embalse de Irabia
Al llegar al embalse dejo el camino principal para coger una senda que me va a llevar a la otra orilla. 
Selva del Irati. Embalse de Irabia
Para mi sorpresa, el puente que debía cruzar está derruido así que me toca buscar alternativas.
Selva de Irati. Puente derruido sobre el Embalse de Irabia
La alternativa es seguir por el camino principal que ya sé que lleva hasta la presa que es a donde me debía llevar la otra senda. La pista forestal lleva hasta el Puente de la Cuestión que cruza la Regata de Kontrasario. En este punto me encuentro en la frontera entre España y Francia, aunque en realidad no lo sabré hasta este momento en el que me encuentro describiendo la ruta.
Selva de Irati. Regata de Kontrasario.
Siguiendo la pista enseguida llego a la presa.
Selva de Irati. Embalse de Irabia
Tenía recuerdo de que al llegar a la presa el final de la Selva de  Irati estaba cerca pero nada más lejos de la realidad. Para empezar me encuentro una subida de casi 4 km con la que no contaba y se me hace interminable. Como todo lo que sube tiene que bajar luego tengo otros 4 km de cómoda bajada para recuperar fuerzas.
Voy lanzado cuesta abajo y al llegar a las primeras casas me paso el cruce a mano derecha que tengo que coger. Freno en seco, doy media vuelta y veo un muro, porque no es una subida, es un auténtico muro, que es el que tengo que subir. Pensaba que no iba a poder pero al final llego arriba con menos dificultades de las esperadas. 
Al final de la cuesta abajo llego a la fábrica de armas de Orbaiceta. Tenía ganas de llegar aquí porque era un paraje que no había llegado a conocer. Aquí hago una parada larga para recorrer completamente el lugar, ya que todo lo que sean despoblados o ruinas me encantan, ya que trato de imaginar como era la vida cuando estos lugares estaban en pleno apogeo. Además, en la fuente de la esplanada me encuentro una manguera conectada y aprovecho para darle un lavado a la bici. 
Fábrica de armas de Orbaiceta
Tras la visita cultura hay que seguir el camino, compartiendo recorrido con la GR-11 y la Eurovelo, subiendo hasta el collado de Nabala por una muy buena pista que lo hace fácil.
La verdad que en este viaje vaya por donde vaya encuentro lugares de una extraordinaria belleza. 
El descenso del collado me lleva a Roncesvalles, lugar donde empezó mi fiebre por los viajes en bicicleta al hacer el Camino Francés.
Roncesvalles
Al terminar la etapa sigo con bastante dolor en el talón y cuando me siento veo que se me ha inflamado mucho así que no me queda otra que ir a urgencias a que me lo miren. Casi me duele más ir sabiendo que me van a decir que tengo que reposar pero tampoco es cuestión de hacer el burro que la otra vez me costó un año recuperarme por no descansar correctamente. Tras salir de la consulta resulta que no hay nada roto y que todo se debe a que me ha debido de picar una abeja, una avispa o algo parecido y eso es todo. Con el miedo con el que me fui a la cama ayer hoy podré dormir con unas perspectivas totalmente distintas.